miércoles, 25 de junio de 2008

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¿La probreza produce la violencia política?

Los partidos “cebollas”

Cada semana y cada día trabajando con partidos y organizaciones políticas, me hace entender con mayor profundidad una de las aristas de la verdadera dimensión del problema de descrédito social por el que atraviesan dichas instituciones.
Desde hace varios años que todas las encuestas y estudios de opinión lo certifican, pero ello tiene un asidero real cuando observas el comportamiento interno de los partidos y los temas alrededor de los cuales dichas organizaciones se mueven. Cuando hemos realizado con ellos (los partidos) varios ejercicios relacionados con el tema del Alcance a Nuevos Sectores, enseguida sale a relucir que los asuntos vitales de una verdadera “Democracia con Resultados” (Salud, Educación, Seguridad Ciudadana, Políticas de Empleo, Medio Ambiente, etc.) “son tocados sólo de manera tangencial” o se toman sólo en épocas electorales, mientras que se mueven a diario en el ámbito de las preocupaciones sobre quiénes ocupan los puestos dentro del partido o en determinada posición de gobierno, quiénes viajan a tal o cual parte y un laberinto de reuniones y más reuniones (reunitis, una enfermedad terrible) que ocupan mucho tiempo pero dejan pocos frutos en la práctica y en la sintonía con la gente.
Y he querido utilizar la figura de la cebolla como un ejemplo de cómo los partidos tienen varias “capas de dirigentes y de miradas políticas” pero que todas están como “mirando hacia el interior de sus propias organizaciones”, por lo cual están sumamente divorciados del día a día de las preocupaciones –y de las percepciones- de la gente. Sí, se parecen a las capas internas de las cebollas (todas volteadas hacia dentro) y al igual que las cebollas, también producen lágrimas si hurgas un poco entre ellas.
Los retos de este mundo globalizante nos enfrentan a la enorme tarea de reconquistar la confianza de la ciudadanía en los partidos que, aunque ahora no parezca, son piezas claves de la institucionalidad democrática. Coincido con Hans Kelsen cuando en 1929 afirmó que “…sólo la ilusión o la hipocresía pueden creer que la democracia es posible sin partidos políticos…”
Sin embargo, un escéptico me decía el otro día, que los partidos son un conjunto inteligentemente organizado de individuos ignorantes, definición que, por supuesto no comparto.
Habría que hacer una breve recapitulación de cómo hemos llegado a la crisis que atraviesan buena parte de las organizaciones políticas contemporáneas.
Si nos remontamos a los inicios de la revolución industrial, nos encontramos con un mundo tradicional, donde el cambio social era prácticamente inexistente, y que permitió el surgimiento de estructuras rígidas, de organizaciones estáticas, con sus niveles jerárquicos y tareas claramente asignadas, y ello funcionó en la medida que el mundo para el que fueron construidas este tipo de estructuras, permaneció inalterado. Dentro de ese esquema, es que tuvo éxito el esquema de partido leninista, una cúpula directiva que organizaba el trabajo de una burocracia partidaria.
Pero a medida que la sociedad fue acelerando su “velocidad de cambio” las empresas fueron adaptándose a ello, buscando herramientas para identificar esos cambios en su entorno y adoptar estrategias que le permitiesen seguir siendo exitosas. Se inició así la era de la planificación estratégica y del desarrollo organizacional y de la visión de la empresa como un organismo vivo, que debe comportarse de acuerdo a los cambios en el medio, so pena de desaparecer como los animales prediluvianos. Hay que reconocer que los partidos políticos han sido mucho más lentos para entrar en esta dinámica.
Hecha la breve recapitulación histórica, volvamos al presente; de entrada vemos que el panorama se presenta bastante nublado. América Latina y el Caribe viven el proceso de democratización más largo y extenso de toda su historia. Nunca antes hubo, en la región, tantos regímenes democráticamente electos ni tantas transferencias democráticas sucesivas de gobiernos. Hace 30 años, de los 17 países que forman parte de la América Latina continental, solamente tres (3) podían ser clasificados como democráticos. Sabemos entonces que, aunque la democracia se ha extendido de esa manera, lamentablemente, ello no implica que se haya fortalecido. Más bien, la institucionalidad democrática se ha debilitado, la democracia se ha vuelto precaria, y esta precariedad amenaza la estabilidad y gobernabilidad.
La gente dice: “de qué me sirve la democracia, si con eso no como, ni tengo trabajo”. Por otro lado, hay que tomar en cuenta el proceso de descentramiento de la política- es decir, que la política deja muchas veces de ser el ámbito central en el cual se toman las decisiones- por lo cual los partidos también han quedado relegados en muchos procesos de toma de decisiones y han sido sustituidos por la tecnocracia y por la enorme influencia mediática en la ciudadanía.
Aunque ya hablé de ello en otras entradas del Blog, insisto en que hay que realizar modificaciones de “fondo y forma”; en concreto, creemos firmemente que hay tres áreas fundamentales en las cuales los partidos tienen generar los grandes cambios: 1) Profundizar los mecanismos de democracia interna, porque lamentablemente no es sólo que no se sabe claramente quiénes ni cuántos son los inscritos (el tema de los padrones o listados de militancia) sino que tampoco operan en las distintas unidades geográficas y funcionales, no se practica la comunicación tanto vertical como horizontal, los candidatos muchas veces no son elegidos de manera libre, justa y de acuerdo a las supuestas reglas del partido, muchos dirigentes y militantes no participan del desarrollo de las propuestas políticas y programáticas del partido y que adolecen de esquemas de capacitación ideológica y práctica, con lo cual, la militancia y la dirigencia relega los principios, valores y procedimientos y se especializa en la informalidad de la política; 2) la necesidad de transparencia a lo interno, pues no se detectan eficaces métodos de rendición de cuentas –no sólo de los dineros sino también de las actuaciones de los dirigentes- los Comités Disciplinarios y de Ética (cuando los hay) no son lo suficientemente independientes ni empoderados, ni se reporta con frecuencia sobre las contribuciones financieras, gastos, activos y fuentes de financiamiento; aquí hago un alto aparte para recalcar mi posición personal de que estoy absolutamente de acuerdo con el financiamiento público de los partidos, que hoy, en varios países los veo absolutamente desprotegidos en lo financiero, claro está, estableciendo los controles y límites necesarios y pertinentes, pero, talvez el área más neurálgica y deficitaria, sea (3) la de la conexión de los partidos con la ciudadanía, con sus reales intereses y expectativas.
La informalidad en la política ha optado por el populismo y la demagogia como la solución más fácil a la hora de requerir el voto de la gente. Los partidos prefieren pagar para que les preparen sus mensajes, la forma de cómo transmitirlos y hasta para qué les señalen a qué público orientar sus ofertas. Es una falta de visión para encontrar en personas e instituciones de la sociedad la experticia necesaria para ayudarles en sus propuestas y validarlas socialmente. Esta entrega ha sido muy extensa (¡casi 1.200 palabras!)…hasta aquí llego, para que ahora sean Ustedes quiénes jueguen y aporten…

Cómo evaluar las tareas de Capacitación Política

Uno de los puntos más importantes dentro de un Programa de Capacitación es todo el sistema de monitoreo, seguimiento y evaluación. Lamentablemente, muchas veces no se le dedica la debida atención a este punto y se siguen realizando actividades a diestra y siniestra sin someter esas tareas a un bien estructurado esquema de evaluación. En el mundo empresarial, la medición del impacto y de los resultados es una pieza fundamental

La comunicación y la política han estado estrechamente ligadas, una como instrumento de la otra. La comunicación se encuentra en una época de grandes cambios, pues se viene dando un crecimiento y transformación gradual de las sociedades con el consiguiente aumento de su participación en los asuntos de la vida pública; ello ha implicado que gobernantes y gobernados establezcan diversos mecanismos recíprocos de comunicación, aparte del derecho a votar, que también es un ejercicio soberano de comunicación política. El mundo cambia, las sociedades se transforman y constantemente se plantean nuevos enfoques, se elaboran nuevos conceptos y se diseñan nuevas tecnologías que influyen en las formas de vida de las personas.
Por ejemplo, en política cada vez más se utilizan los medios de comunicación masiva, pues el político moderno sabe de su importancia e impacto en la opinión de la ciudadanía. Pero, ¿cómo andamos por casa? Esta interrogante se la formulado a varios dirigentes y muchos “se me salen por la tangente” diciéndome: “oye Lucho, pero si en el partido hasta ya tenemos Página Web”, lo cual por supuesto aplaudo y elogio pero sólo aminora los graves problemas de comunicación a lo interno de las organizaciones políticas, en especial en el interior de nuestros países.
Tal cual lo indica nuestro “Manual sobre las Mejores Prácticas en partidos efectivos” (búsquelo en www.ndipartidos.org), un partido puede tener una visión brillante y excelentes políticas, pero si no posee una comunicación clara y abierta, no va a tener éxito. Y la comunicación vertical –aquella que se da entre los dirigentes o líderes y sus afiliados (y simpatizantes) y permite posibilidades de retroalimentación- es importantísima.
“Información y comunicación es poder” es una máxima comunicacional de primer nivel, pero ello debe entenderse como poder compartido porque muchos esconden informaciones por temor precisamente, a perder poder. Y ocultar información también es una ventana abierta hacia la corrupción.
Y la comunicación horizontal también es clave, porque si las ramas o grupos funcionales (mujeres, jóvenes, sindicales, empresarios, etc.) pero también entre unidades geográficas (municipios, distritos, provincias, regiones, Departamentos ó estados, etc., no se comunican entre sí, se les va a dificultar el trabajo político y ello tampoco va a favorecer un trabajo hacia fuera, hacia el alcance de nuevos sectores.Ya lo sabemos, el mundo avanza y con ello avanzan los procesos comunicacionales. Si los partidos no se acomplan a estas dinámicas, éstas pasarán por encima de ellos y los dejarán en la época cavernaria. En este sentido, hay tantas iniciativas creativas que pudieran darse más allá de las tradicionales, me refiero, más allá de boletines, comunicados o ruedas de prensa. Concluyo con una de las preguntas claves de nuestro Manual: ¿qué recomendaciones harían mis estimados jugadores, a los líderes de los partidos para hacer que las comunicaciones lleguen de manera más efectiva y por lo tanto, más democrática también? ¿Y qué deberían hacer los afiliados, militantes y simpatizantes para tener más información sobre lo que pasa en su partido, que es una parte de su propia familia? Vamos, jueguen, aporten…

Los problemas de comunicación en los partidos políticos

Según nuestro Triángulo de Mejores Prácticas para Partidos Efectivos, un pilar fundamental de la Democracia Interna es el uso efectivo de la comunicación abierta, tanto vertical como horizontal. Claro, éste es el “deber ser”, porque en la práctica, cada vez que hacemos el ejercicio con las y los miembros de los partidos sobre cómo funciona la comunicación al interior de sus respectivas organizaciones políticas, las respuestas son realmente espeluznantes, si acaso, nos dicen que en épocas de campañas electorales funcionan un “poquito mejor pero no mucho”.
La comunicación y la política han estado estrechamente ligadas, una como instrumento de la otra. La comunicación se encuentra en una época de grandes cambios, pues se viene dando un crecimiento y transformación gradual de las sociedades con el consiguiente aumento de su participación en los asuntos de la vida pública; ello ha implicado que gobernantes y gobernados establezcan diversos mecanismos recíprocos de comunicación, aparte del derecho a votar, que también es un ejercicio soberano de comunicación política. El mundo cambia, las sociedades se transforman y constantemente se plantean nuevos enfoques, se elaboran nuevos conceptos y se diseñan nuevas tecnologías que influyen en las formas de vida de las personas.
Por ejemplo, en política cada vez más se utilizan los medios de comunicación masiva, pues el político moderno sabe de su importancia e impacto en la opinión de la ciudadanía. Pero, ¿cómo andamos por casa? Esta interrogante se la formulado a varios dirigentes y muchos “se me salen por la tangente” diciéndome: “oye Lucho, pero si en el partido hasta ya tenemos Página Web”, lo cual por supuesto aplaudo y elogio pero sólo aminora los graves problemas de comunicación a lo interno de las organizaciones políticas, en especial en el interior de nuestros países.Tal cual lo indica nuestro manual participativo sobre las mejores prácticas de partidos efectivos, un partido puede tener una visión brillante y excelentes políticas, pero si no posee una comunicación clara y abierta, no va a tener éxito. Y la comunicación vertical--aquella que se da entre los dirigentes o líderes y sus afiliados (y simpatizantes) y permite posibilidades de retroalimentación- es importantísima.
“Información y comunicación es poder” es una máxima comunicacional de primer nivel, pero ello debe entenderse como poder compartido porque muchos esconden informaciones por temor precisamente, a perder poder. Y ocultar información también es una ventana abierta hacia la corrupción.
Y la comunicación horizontal también es clave, porque si las ramas o grupos funcionales (mujeres, jóvenes, sindicales, empresarios, etc.) pero también entre unidades geográficas (municipios, distritos, provincias, regiones, Departamentos ó estados, etc., no se comunican entre sí, se les va a dificultar el trabajo político y ello tampoco va a favorecer un trabajo hacia fuera, hacia el alcance de nuevos sectores.
Ya lo sabemos, el mundo avanza y con ello avanzan los procesos comunicacionales. Si los partidos no se acomplan a estas dinámicas, éstas pasarán por encima de ellos y los dejarán en la época cavernaria. En este sentido, hay tantas iniciativas creativas que pudieran darse más allá de las tradicionales, me refiero, más allá de boletines, comunicados o ruedas de prensa.
Concluyo con una de las preguntas claves de nuestro manual participativo: ¿qué recomendaciones harían mis estimados jugadores, a los líderes de los partidos para hacer que las comunicaciones lleguen de manera más efectiva y por lo tanto, más democrática también? ¿Y qué deberían hacer los afiliados, militantes y simpatizantes para tener más información sobre lo que pasa en su partido, que es una parte de su propia familia? Vamos, jueguen, aporten…

Los padrones electorales de los partidos políticos

Desde hace ya varios años se vienen dando distintas discusiones sobre la conveniencia de mantener o no los padrones de los militantes partidarios. Las opiniones sobre ello –como en casi todo- van desde los que plantean que ello responde a paradigmas ya superados y que los partidos modernos no necesitan “carnetizar” a quiénes por ellos votan y/o simpatizan, a aquellos que defienden a capa y espada su militancia y exhiben con orgullo -especialmente cuando son partido de gobierno- ese colorido cartoncito que guardan en su billetera. Entre ambos, hay -claro está- una variedad de matices y de situaciones que son precisamente las que queremos poner sobre esta mesa de juego.
Para iniciar nuestro juego, vamos a relatar un par de casos de la vida real, uno que se viene dando actualmente y otro que sucedió hace ya casi 30 años.
El primero se refiere al padrón electoral de militantes de la Alianza Popular Revolucionaria Americana, más conocida como APRA o Partido Aprista Peruano, uno de los partidos más antiguos de Latinoamérica y sin duda, el más longevo del país. Recientes declaraciones de su Secretario General Mauricio Mulder Bedoya dan cuenta que están en el proceso de “actualizar” su padrón de militantes y que han separado a 220.000 personas de un listado que contiene aproximadamente 650.000 nombres. Las razones de ello: en muchos casos, ni los nombres ni las direcciones coincidían con los datos con su Documento Nacional de Identificación (DNI), pero también porque ya habían empezado a “cruzar información” con otros partidos políticos peruanos, por ejemplo con Acción Popular y se habían detectado por lo menos unos 5.000 nombres inscritos en ambas organizaciones. Y afirma “que si sólo de Acción Popular y del Apra hay más de cinco mil personas registradas, no nos imaginamos cómo será la situación en el caso de otras agrupaciones políticas”.La primera cifra es verdaderamente preocupante pues significa casi el 35% del padrón. Meses atrás, el APRA prometió entregar a la opinión pública su listado de militancia como una forma de transparentar cuántos de ellos ocupan ahora posiciones en el actual gobierno.
Y vale también recordarque, en las recientes elecciones regionales y municipales, muchos aspirantes a candidatos fueron rechazados por querer postular representando a un partido o movimiento cuando todavía aparecían como inscritos en otra agrupación política.
El otro caso, se dio en Venezuela cuando a principios de los años 80, la entonces llamada Oficina Central de Personal (OCP), decidió cruzar el listado de los funcionarios públicos de entonces, con las listas de militantes de los dos grandes partidos de esas décadas: Acción Democrática y COPEI, encontrando “escandalosa” la cifra de inscritos en ambos partidos.
Sin duda que estar en las planillas públicas hace que muchos “se vayan acomodando” según el mejor postor o en el gobierno de turno.
De estas situaciones o ejemplos, se desprenden muchas otras –que aspiramos a conocer en este Blog- y también tienen que ver con valores, principios como la lealtad o fidelidad partidaria, interrogantes como ¿militancia político-partidista en pleno Sigo XXI?, el cálculo y pragmatismo político y tantos otros elementos que pretendemos que desde ya, empiecen a jugar sobre nuestra mesa. Agarren la raqueta y juguemos…

Bienvenidos al PING PONG de Lucho Nunes

Hola
Comenzamos esta aventura de ingresar a la blogósfera un poco tarde, pero no por eso con menos entusiasmo.
Como todo lo nuevo, quise investigar un poco el origen de esta blogomanía -que se puede convertir en blogofilia- y me recomendaron leer el artículo del joven filósofo mexicano Heriberto Yépez (Universidad Autónoma de Baja California), quién califica esta herramienta como un “espacio de expansión textual” y afirma que “la blogósfera es la fantasía del escritor hecha monitor”.
En nuestro caso, tod@s seremos escritores, much@s de nosotr@s simples provocadores (somos buen@s haciendo eso…) y estableceremos sin duda muy interesantes relaciones neuronales, una frase que he tomado prestada del blogger y escritor boliviano Gary Daher Canedo.
Sin embargo, el clima de total libertad y de tolerancia con el que pretendemos manejar este Blog, también requiere del respeto por las ideas de l@s demás, con todo lo que la palabra respeto implica.
Hemos apelado al conocido y ya añejo juego del ping pong para de alguna manera graficar la dinámica que queremos impulsar a nuestros intercambios, esperando que sean muchos y sustanciosos.
Sin más comentarios, pasemos entonces al blogueo…